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jueves, 28 de agosto de 2008

Tenemos miedo


Muertos por todas partes.
Hermanos tirados en los campos.
Hermanos que caen de los edificios.
Hermanos que caen en las puertas de sus casas
o en sus humildes tiendas
o en sus taxis
o en camino al trabajo
o en la vuelta del trabajo
Hermanos que se mueren de a poco consumiendo drogas que el gobierno no combate
como se debiera
como se esperara:
importar y exportar efedrina es legal.

"Madre, si me matan
que no venga el hombre de las sillas negras
que no vengan todos a pasar la noche
rumiando pesares, mientras tú me lloras
que no esté la sala con los cuatro cirios
y yo en una urna mirando hacia arriba
que no estén las mesas llenas de remedios
que no esté el pañuelo cubriéndome el rostro
que no venga el mozo con la tarjetera,
ni cuelguen las flores de los candelabros
ni estén mis hermanas llorando en la sala
ni estés tú sentada, con tu ropa nueva.

Madre, si me matan
que no venga el hombre de las sillas negras.
Lléname la casa de hombres y mujeres
que cuenten el último amor de su vida
que ardan en la sala flores impetuosas
que en dos grandes copas quemen melaleuca
que toquen violines el sueño de Schuman
los frascos rebosen de vino y perfumes
que me miren todos, que se digan todos
que tengo una cara de soldado muerto.

Lléname la casa de flores regaladas, como en una selva
Déjame en tu cuarto, cerca de tu cama
con mis cuatro hermanas, hagamos consejo
tenme de la mano, tenme de los labios
como aquella noche de mi padre muerto
y al cabo, dormidos iremos quedando
uno con su muerte y otro con su sueño

Madre, si me matan
que no venga el coche para los entierros
con sus dos caballos gordos y pesados
como de levita, como del Gobierno
Que si traen caballos, traigan dos potrillos
finos de cabeza, delgados de remos
que vayan saltando con claros relinchos
como si apostaran cuál llega primero.
Que parezca, madre,
que voy a salirme de la caja negra
y a saltar al lomo del mejor caballo
y a volver al fuego

Madre, si me matan
que no venga el coche para los entierros
Madre, si me matan
y muero en los bosques o en mitad del llano
pide a los soldados que te den tu muerto
que los labradores y las labradoras
y tú y mis hermanas
derramando flores
hasta un pueblo manso se lleven mi cuerpo
que con unos juncos hagan angarillas
que pongan mastranto y hojas y cayenas
y que así me lleven hasta un cementerio
con cerca de alambres y enredaderas.

Y cuando pasen los años tráeme a mi pedazo
junto al padre muerto y allí
que me pongan donde a ti te pongan
en tu misma fosa y a tu lado izquierdo

Madre, si me matan
pide a los soldados que te den tu muerto
Madre, si me matan, no me entierres todo
de la herida abierta sácame una gota
de la honda melena sácame una trenza
cuando tengas frío, quémate en mi brasa
cuando no respires, suelta mi tormenta

Madre, si me matan, no me entierres todo
Madre, si me matan,ábreme la herida, ciérrame los ojos
y tráeme un pobre hombre de algún pobre pueblo
y esa pobre mano por la que me matan
pónmela en la herida por la que me muero

Llora en un pañuelo que no tenga encajes
ponme tu pañuelo bajo la cabeza
triste todavía por la despedida del último sueño
bajo la cabeza como casa sola
densa de un perfume de inquilino muerto

Si vienen mujeres, diles, sin sollozos:-
¡Si hablara, qué lindas cosas te diría!
Ábreme la herida, ciérrame los ojos...
Y una palabra: JUSTICIA
escriban sobre la tumba

Y un domingo, con sol afuera
vengan la Madre y las Hermanas
y sonrían a la hermosa tumba
con nardos, violetas y helechos de agua
y hombres y mujeres del pueblo cercano
que digan mi nombre como de su casa
y alcen a los cielos cantos de victoria
Madre, si me matan."
(Andrés Eloy Blanco)

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