Panorama desde la Torre de Marfil

Cuando debía haber dado una respuesta oficial al rechazo, tanto con hechos como con palabras, se limitó a tirar alusiones:
1. Habló de "traiciones y defecciones" en el peronismo, una factura a los de su propio partido que deja afuera al Vicepresidente.
2. Aludió a los que "no entendieron lo que le habíamos dicho a la gente allá por octubre", como si ella no se hubiera apartado de ese compromiso al no cumplir la Constitución por la que juró al asumir.
3. Desde la soberbia perdonó vidas: "No importa, los esperaremos", lo que se lee como que nosotros, los iluminados, esperaremos a que los descarriados se dén cuenta que soy la dueña de la verdad.
Esto pone en evidencia que no registra la derrota, tampoco se da por notificada que los que ella entiende que la traicionaron y defeccionaron tuvieron motivos claros debido a los errores del proyecto y a que el rechazo se debió a que les prohibió que tocaran ni una sola coma.
El silencio es el mismo que hicieron después de los actos masivos: ignorarlos.
Continua en su Torre de Marfil y desde su grandeza nos guia y nos espera como al "hijo pródigo".